Sus padres, si alguna vez existieron, se habian cansado de su estupida quietud y el armario ya no era escondite
para el aliento tibio a ginebra de papa, para su piel erizada y sus ojos de cocaina anfetaminica, decia que ana se tiro bajo
las caricias de las pesadas maquinas del Belgrano Sur. Su madre, si alguna vez existio, solia subir bien alto el volumen del
televisor del cuarto, cuando por la puerta, despues de haber viajado por el pasillo, llegaban los gritos mudos de Ana
corriendo por el comedor, pero en realidad solo su cuerpo huia, su mente estaba boca arriba recostada en el pasto de un
parque que visitaba en sueños de manera estricta. Decia que papi olia a sudor mientras se lanzaba encima de las sucesivas
sombras de Ana y mami alternaba las noticias del horario central con los comicos llantos de Ana (noticiero-realidad...
noticiero-realidad..). "Asi", decian, "vos sos nuestro secretito a voces", luego se volvia a dormir (o a desmayar), un chico
muy cerca de ella, sentado a su lado en el pasto en el parque en sus sueños le cantaba algo asi como "Me gusta verte llorar,
me gusta verte sonrerir, natural"
Luego, volvia al mundio frio y muerto de las certezas, de lo posible, lo meramente posible. Penso que al caer la noche
Papi abriria esa puerta, en silecio resguardaria su humanidad dentro de la casa y beberia su tan merecido descanso, luego
tal vez un fuerte portazo de comienzo al telon. Primero la va a llenar de horror con esa mirada famelica de odio, la va a
azotar con sus ojos dilatados, luego cerca de ella le va a hablar y Ana que ya lloraba por dentro sin contenerlo empieza
a hacerlo por fuera, y la voz de papá le devora el alma y cada palabra le retuerce el atisbo de salud mental, el retazito
de vida. Esa noche mientras dormia (o yacia desmayada) en la bañera cayo de vuelta en el verde cesped de un dia soleado
en un basto parque. a su lado un chico le cantaba en voz baja y en un tono dulce como el amor: "Me gusta verte en las mañanas
, ponerte de colores, natural". El frio mundo le habia dado una certeza y era la de no volver a despertar, tan solo su pelo
negro y su abrigo, bajo el sol, una mañana y el ruido del tren.
Me toca de cerca... triste. bellamente triste y cruel.
ResponderEliminarLa Biarru